miércoles, 4 de junio de 2008

NO COMPRES MASCOTAS . . . ADOPTA !!!

MUCHOS PERRITOS Y GATITOS TERMINAN EN LA CALLE
POR IRRESPONSABILIDAD DE MUCHAS PERSONAS, OTROS SE EXTRAVIAN, PIERDEN EL RUMBO DE SU HOGAR. ELLOS MERECEN OTRA OPORTUNIDAD, ADOPTA UNA MASCOTA Y TENDRAS UN AMIGO FIEL QUE TE AMARA SIN CONDICION POR EL RESTO DE SU VIDA. NO COMPRES. . . ADOPTA!! LLAMANOS Y TE MOSTRAREMOS MUCHAS FOTOS
SE ENTREGARAN DESPARASITADOS Y VACUNADOS!! 0424) 4513526

miércoles, 30 de abril de 2008

LOS NIÑOS QUE VIVEN CON UN PERRO DESARROLLAN MENOS ALERGIAS

La investigación, dirigida por el alemán Joachim Heinrich, demuestra que la convivencia con este animal doméstico desde la primera infancia no sólo “no está asociada a una sensibilización específica contra el pelo de los perros”, sino que, por el contrario, “está claramente asociada con un índice significativamente más bajo de sensibilización al polen y alergias respiratorias” El estudio, que se ha realizado con 9.000 niños desde su nacimiento hasta los 6 años, prueba también que el efecto protector observado en los niños que vivían en casa con un perro no se observaba en los que tenían contacto de manera regular con perros fuera del hogar. Los investigadores no han encontrado tampoco correlación entre el hecho de poseer un perro con el desarrollo de enfermedades alérgicas. Según Heinrich, la exposición precoz a los gérmenes que se instalan en los pelos de los perros puede además estimular el desarrollo del sistema inmunitario de los niños. Fuente:http://www.elpais.com/

lunes, 17 de marzo de 2008

Perros para sordos!

Perros escucha para sordos. Estos perros alertan y conducen hacia la fuente de sonido a personas sordas y discapacitadas auditivamente de sonidos cotidianos como el golpe o timbre de la puerta, alarma del reloj despertador, alarmas contra incendio, el timbre del horno de microondas, el teléfono, llanto de bebés etc. Los perros también pueden ser entrenados para alertar a su dueño cuando se menciona su nombre, logrando de ésta forma una comunicación más sencilla con ellos. Los primeros perros escucha fueron entrenados con los recursos de un audiólogo, la Asociación Humana Americana y Roy Kabat, un entrenador de animales para el cine. Trabajando conjuntamente tuvieron éxito en su programa de entrenamiento y con su organización altruísta. (Perros para los sordos) fué formalmente establecida en 1977 para entrenar y colocar perros escucha a las personas que lo necesitaran. Los perros para sordos generalmente son perros mestizos de tamaño chico a mediano y se identifican ya sea por un collar, una correa o un chaleco de color anaranjado. En esta caso también existen estándares mínimos de trabajo para todos los programas de entrenamiento para este tipo de perros de asistencia. Pero……conozcamos algunos puntos importantes: El entrenamiento de un perro escucha dura aproximadamente 3 meses, consta de por lo menos 60 horas de entrenamiento. De las cuales 20 serán dedicadas al trabajo en la ciudad, obediencia y socialización. Los perros deberán aprender a conducirse con correa, responder a los comandos de obediencia básica como: sentado, quieto, venir al llamado, echado; además de tener un buen comportamiento“social” como no agredir, gruñir, ladrar o morder, no olfatear a las personas o brincar sobre ellas y nunca pedir. Al tener la habilidad de reconocer un sonido, el perro deberá alertar al dueño y conducirlo hacia la fuente de sonido. Todos los perros deberán saber reconocer por lo menos 3 sonidos. El entrenamiento para el estudiante debe ser de por lo menos 4 días o 32 horas. Para cuando se le asigne al perro éste deberá saber como premiarlo y disciplinarlo. Además de saber cuidarlo, deberá practicar el trabajo de identificación de sonidos y reforzarlo en destrezas de obediencia y control. Parte del entrenamiento consistirá en practicar en la ciudad, ir a tiendas y a restaurantes. Antes de ser entregados a su nuevo dueño los perros son castrados y sometidos a un riguroso examen médico para determinar que no tengan problemas físicos que pudieran dificultar su trabajo.

Educar a las nuevas generaciones

La sociedad esta tan corrompida, se ha olvidado tanto de lo realmente necesario, que aquellos que nos desligamos del vulgo comun, tenemos la ardua tarea de orientar de alguna manera a las futuras generaciones. Los niños aprenden lo que viven y lo que ven de sus padres, por eso si un niño vive entre agresion aprendera a ser agresivo, si un niño es maltratado aprendera a maltratar. Asi como es importante moderar nuestras conductas frente a los niños, es mas importante comprender que cada uno de esos niños q vemos en las calles, en los colegios, en los cybers, en los centros comerciales, seran los futuros administradores de nuestra sociedad, seran los encargados de organizar nuestras ciudades, nuestras comunidades,nuestro pais. Por ello cada vez que un adulto comete un acto cruel hacia un animal, un niño en alguna parte esta observando y aprendiendo... pronto repetira esto. Eduquemos a nuestros hijos para construir un mundo mas amable, para que no nos destruyamos nosotros mismos. Alguien dijo: Solo cuando el hombre haya acabado con el último animal, con el último oceano, con el último arbol, se dara cuenta que el dinero no lo es todo!

jueves, 13 de marzo de 2008

LEAN ESTE ARTICULO. AL FINAL SE DARAN CUENTA DEL INMENZO CORAZON DE UN ANIMAL CAPAZ DE PERDONAR

Siempre hay algo que no entendemos y que no puede ser medido, comparado o contrastado; algo que no puede ser ni siquiera repetido. Les voy a contar un hecho que me impactó a la vez que supuso en mi un enorme desconcierto y una desazón propia del investigador que se ve descolocado en sus teorías. Saqué de esta historia una enorme enseñanza; el perro comienza a realizar conductas que, como las nuestras, no pueden ser encasilladas, comienza a desarrollar algunas virtudes propias hasta ahora, de la especie elegida. Perdonen si les suena a antropomorfismo lo que les voy a contar; realmente lo es........... Hace algunos años, cuando vivía mi pequeña e iracunda Kika, decidimos vencer ese mal carácter que ella tenia de perra abandonada el cual era consecuencia de un año en una perrera municipal. Para ello, frecuentabamos un parque cercano a mi casa donde se reunían muchos dueños con sus perros. Hablaban y cambiaban impresiones mientras los chuchos disfrutaban de carreras, revolcones y alguna que otra pelea en las que Kika siempre era protagonista. En mi afán de conocer a perros y perreros, comencé a frecuentar las tertulias callejeras, a relacionarme con aquellas extraordinarias personas que invertían parte de su tiempo en este agradable menester y, sobre todo, a escuchar sus historias. Algo de lo que siempre se hablaba era de la conducta de un hombre, con aspecto de jubilado rural, que tenía la inveterada costumbre de darle golosinas azucaradas a su perro todos los días, delante de todos nosotros e ignorando olímpicamente nuestros desinteresados consejos.- ¡Le va a dañar el hígado!- ¿No ve usted que su perro no metaboliza el azúcar como nosotros? El buen anciano nos miraba, sonreía y volvía a sacar una chuchería de su bolsa para dársela inmediatamente a su perro. El gran mestizo de Pastor alemán, engullía el dulce con más fruición que un niño y el anciano lo acariciaba con deleite mientras nosotros, consumados científicos, nos indignábamos. Un día llegué de primero al parque y me coloqué en el banco que el anciano ocupaba todos los días esperando que ni él ni su perro rehuyeran mi compañía. Mi maniobra tuvo éxito ya que, pasada media hora, la buena pareja entró en el parque y el dueño del alobado tomó asiento junto a mí.Durante un buen rato el anciano acarició y alimentó a su amigo como si el animal tuviese hambre endémica. Solo cuando su perro estuvo ahíto de chucherías permitió que la esperada conversación se iniciara entre nosotros.- Todos ustedes están deseando saber por qué doy golosinas a este pobre animal de doce años. ¿Verdad?- Pues, sí.- Sé que usted estudia y escribe sobre los animales y su comportamiento. Si me promete no citar mi verdadero nombre, le autorizo a publicar la historia de mi perro. Yo no podía perder tan truculenta oferta y me faltó tiempo para empeñar mi palabra. Prometí escuchar hasta el final y guardé un respetuoso silencio hasta que el buen hombre llegó al final de la historia que les transcribo."Como usted habrá adivinado por mi apariencia, soy un pastor retirado y durante muchos años cuidé de los rebaños ajenos. La situación económica de mis padres no me permitió estudiar más que las cuatro reglas y algo de gramática. He tenido muchos perros que han sido como mis manos y ojos a la hora de cuidar del ganado. Los he utilizado como herramientas pero también los he querido como amigos ya que mi vida ha transcurrido en la más absoluta soledad.Este perro que ve ha sido el último de los que ha compartido conmigo mi pan y cabaña. Lo cogí de cachorro y es extraordinario para las labores de pastoreo, tan bueno que he llegado a pensar que el animal sabe lo que me pasa por la cabeza en cualquier momento. Hace cuatro años, durante la nevada en Sierra Morena, contraje una enfermedad que me imposibilitó para salir de la cabaña y preocuparme de mi rebaño. La fiebre se apoderó de mí y estuve durante muchos días sin percatarme del mundo que me rodeaba. Solo me tranquilizaba el saber que mi buen Atila se habría hecho cargo de todo, que recogería el rebaño todos los días, que llevaría a los animales a pastar durante las mañanas templadas y que impediría que sus parientes los lobos diezmasen una manada de cabras que no eran mías. A los tres días de enfermedad, se acabaron los víveres y entré en una especie de sopor de la que solo salía para comer algunos trozos de carne cruda que Atila ponía sobre mi catre y beber sorbos de agua del depósito de la cabaña. La carne que el perro me suministraba estaba ensangrentada al principio y seca al paso de los días. Yo no era capaz de ni de pensar de donde salía aquel alimento; solo lo comía para salvar mi vida.En ese estado permanecí casi dos semanas hasta que una mañana me encontré con fuerzas para abandonar el jergón y salir de la cabaña. Mi perro me saludó efusivamente mientras corría detrás de las cabras llevándolas de un pasto a otro. Inmediatamente me puse a contar los animales rogando a Dios que no faltara ninguno ya que el valor de cada cabra era casi mi salario de un mes.¡Faltaban dos animales, dos cabritos del último año! Me afané en encontrarlos durante tres horas sin encontrar rastro de ellos. De vuelta a la cabaña pasé por el cubil que el mismo Atila había acondicionado para soportar las largas y frías noches de guardia y ....¡Allí había restos de huesos y piel de cabrito! Lo llamé a voces mientras lo increpaba por la matanza. ¡Desgraciado, has matado a dos animales, me has arruinado, pasaré hambre por tu culpa!Mi pena y autocompasión fueron en aumento hasta que, fuera de mí, llamé al perro, le pasé una cuerda por el cuello y lo colgué del árbol más cercano. Don Antonio...¡Yo ahorqué a mi perro!Al encerrarme en la cabaña llegada la noche, comencé a llorar acordándome de Atila, me debatí entre el hambre y mi sentimiento de culpa. El buen Atila había matado para salvarme de una muerte por inanición, había compartido su caza conmigo y yo, en pago, había acabado con él.Con esos remordimientos me desvele hasta que llegado el alba caí presa de un profundo sopor. En sueños me parecía oír su ladrido y hasta un golpeteo acompañado de arañazos en la vieja puerta de la cabaña. Me desperté sobresaltado y corrí hacia ella, la abrí de golpe y...¡Allí estaba Atila! Llevaba colgando del cuello el resto de la cuerda que se había roto en el balanceo. Lloraba como un cachorro y lamía mis pies mientras adoptaba la postura típica de sumisión... ¡Mostraba sumisión hacia un dueño loco que había tratado de matarlo! Cuando el dueño del rebaño se enteró de la historia, me perdonó la deuda de los dos cabritos no sin antes hacerme prometer que velaría por la vida de mi buen compañero ya que, de no ser por Atila, el rebaño estaría mermado y yo, posiblemente muerto. El año pasado me jubilé, compré una pequeña casita en las afueras y allí vivimos Atila y yo. La pensión que tengo, como usted comprenderá, es muy escasa pero no tanto como para que mi perro deje de comer lo que quiera. Últimamente se ha aficionado a las chucherías y aprovechando que el médico me ha quitado de fumar, invierto el dinero del tabaco en dulces para mi amigo". Llegado a este punto, mi interlocutor volvió a callarse y a hacer gala del mutismo propio de la persona que solo habla con su perro en la soledad de la montaña.Yo me quedé con las ganas de seguir hablando y, sobre todo, con las de darle el consejo típico de no suministrar dulces al perro. Respeté su silencio, acaricié al viejo Atila y me retiré hacia el grupo donde estaba mi hija con Kika. Mientras me retiraba, oí la voz del pastor a mis espaldas:- ¡Ya sé que no hay que darle dulces a los perros!- ¿Por qué lo hace entonces?- Porque si a Atila no lo mató la cuerda, no va a hacer una chuchería!!!!

AGRADECIMIENTO DE UN RESCATADO

No era un cachorro cuando llegué a tu casa; me dejaron abandonado en el camino, destinado a vagabundear. No recuerdo a las personas, sólo el dolor. Me dejaron para morir en el frío y la lluvia. Manejabas por el camino; era tarde en la noche cuando viste un débil brillo de luz. Bajaste del auto y te arrodillaste en el piso. Mi cuerpo tembloroso sintió la más gentil de las manos. Supe que no necesitaba hacer ninguna demanda. En tu corazón, en tu hogar, siempre hubo lugar para aquellos que enfrentaban una muerte segura. Curaste mi cuerpo y también mis heridas. Me diste lo que necesitaba: un nuevo comienzo. Cuando lloraba a la noche, siempre estabas ahí, con palabras suaves, un beso, un abrazo para compartir. Cuando me portaba mal, sólo me mostraste amor. Me cuidaste y me amaste en la salud y en la enfermedad. Incluso cuando tenías un mal día y estabas cansado venías a casa y me decías: Te extrañé, estoy feliz de regresar. Entonces me besabas, me dabas un abrazo y una caricia. Teníamos una cena agradable y luego íbamos a jugar. Había tanto amor que por siempre me quería quedar. Pero mis ojos se marchitaron y mi corazón se debilitó. Al tiempo que mi hora se acercaba no podías hablar. Me abrazaste fuerte y las lágrimas salían de tus ojos. Teníamos que decirnos el triste adiós. No podíamos pasar más tiempo en esta tierra, corriendo en los campos, jugando a la pelotas entrándonos silenciosamente al terminar. Pero nuestro tiempo junto no ha finalizado. Estaré esperando por ti al final del puente del arco iris. Estaré ahí hasta que nuevamente vea esas manos gentiles. Correré hacia ti con la cola en alto y nunca más tendremos que decirnos adiós. Mi amor no termina con la muerte, porque tu eres en verdad el mejor amigo del perro. Fecha: 2003-09-25 Fuente: Protectora Rió Colorado.

AMALOS, PROTEGELOS ELLOS SIENTEN

DECALOGO DE UN BUEN AMO 1º DAME, sobretodo tu cariño: lo necesito más que cualquier otra cosa, los perros somos seres sentimentales. 2º ALIMENTAME, dame una buena alimentación, basta un plato abundante una vez al día, cuando soy perro adulto, me gustan las frutas y verduras (aunque no lo creas) y por supuesto, nunca debe faltarme el agua. 3º EJERCITAME: necesito correr porque, como tú sabes desciendo del lobo, por llévame a donde pueda jugar sin peligro. 4º ARREGLAME un lugar abrigado para dormir, me gusta tener mi casa donde pueda recogerme cuando llueve o hace frío. 5º NO ME DEJES nunca en la calle, no quiero morir en la perrera municipal, ni bajo las ruedas de un coche, ni sobre la mesa de experimentación de un laboratorio, cierra tu propiedad con una buena reja y no dejes abiertas las puertas (acuérdate que hay también ladrones). 6º CUIDA mi salud, llévame al veterinario cuando me notes dolorido, resfriado o triste, vacúname contra la rabia y contra el moquillo, cepíllame báñame y sécame bien, pues la humedad me perjudica. 7º NO ME AMARRES, si tienes que hacerlo, suéltame con frecuencia así no me convertiré en un ser agresivo y desobediente. 8º ENSEÑAME a obedecerte y ayudarte, me gusta aprender y demostrarte mi inteligencia, pero hazlo con paciencia y cariño, nunca con golpes o a gritos. 9º TRATAME CON JUSTICIA, no descargues en mí tu mal genio ni me hagas pagar culpas ajenas, trata de comprenderme, aunque a veces te cueste, no olvides que TU eres el ser racional. 10º NO ME ABANDONES jamás, sé tan leal conmigo como yo lo soy contigo, si algún motivo insuperable te obliga a separarte de mí, prefiero que me busques un nuevo hogar donde si puedan amarme para siempre.